http://www.publico.es/actualidad/pp-niega-retirar-medallas-franco.html
Eso es lo que se llama "memoria selectiva" o crear una polémica. El "y tú más".
Por la misma regla de tres se podría pedir responsabilidades al PNV o al PSOE por el "Cabo Quilates" o por el asesinato de Gregorio Balparda:
http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2005/517/1126389618.htmlMatanzas en los barcos prisiones
El bombardeo de Guernica ha pasado a la historia como una atrocidad de guerra. Sin embargo, murieron muchas más personas asesinadas en la retaguardia que durante aquel bombardeo. Varios barcos fueron convertidos en prisiones. Uno de ellos fue el «Cabo Quilates».
Gregorio Balparda, abogado y diputado liberal por la circunscripción electoral de Valmaseda (...) El 24 de agosto de 1936 (...) recibía una comunicación de la Junta de Defensa de Vizcaya. (...) Le reclamaba «sin excusa ni pretexto de ninguna clase» para actuar como fiscal militar en los tribunales sumarísimos que se estaban organizando en la provincia de Guipúzcoa. Como Balparda creía que la Justicia militar era cualquier cosa menos justicia y pretendían que acusara de rebelión militar al general Muslera, decidió no prestarse a la comparsa y se dio de baja en el Colegio de Abogados. Detenido poco después, fue interrogado en el Gobierno Civil por el ugetista Paulino Beltrán delante del gobernador Echevarría Novoa.
-O sea, que ya no es abogado y no puede intervenir en el asunto.
-En efecto, no voy a actuar contra mis convicciones. No voy a servir de Caifás.
-Está bien. Si el gobernador no ordena otra cosa, que lo fusilen en el acto -bramó Beltrán-.
En lugar de fusilarle le internan en la comisaría Elcano de donde saldría el 31 de agosto con otros 18 presos con destino al barco-prisión Cabo Quilates, un antiguo mercante de la naviera Ybarra fondeado frente a El Abra, en el término municipal de Erandio. Aquel mismo día le molieron a palos hasta que perdió el conocimiento. Luego le ataron a la grúa del barco y un miliciano ordenó:
- ¡Al agua con este cabrón!
Desnudo, atado de pies y manos, le zambulleron en la cloaca del Nervión una y otra vez hasta que perdió de nuevo el conocimiento. Acto seguido, le subieron a la cubierta y le descerrajaron un tiro de gracia.
-¡Otro fascista menos!
Concluida su hazaña, sus verdugos se quedaron con sus zapatos de Villarejo color marrón y su traje de Moronati, sucio por los días de cautiverio.