Denuncian que la AVT manipula sus elecciones y maneja una contabilidad B.
Miedo, decepción, tiranía, despidos, malas influencias, datos secretos, despidos, amenazas, falsas víctimas, pagos en metálico... La alfombra de la gestión de las víctimas no oculta precisamente vino y rosas. Al menos es lo que dicen trabajadores, ex trabajadores y víctimas del terrorismo que han tenido responsabilidades en la asociación más representativa. Ponen en duda la actuación de la actual presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, y de su principal consejero, Miguel Folguera, un voluntario que ha hecho carrera junto a ella pese a que ni siquiera es víctima.
De hecho, los trabajadores, ex trabajadores y víctimas con los que EL MUNDO ha mantenido numerosas e intensas reuniones centran en la llegada de Folguera, un guardia civil que aterrizó como voluntario en la AVT y que se ha ganado la confianza de Pedraza día a día, el origen de una gestión de la AVT con más sombras que luces. «O se está con el equipo o eres un abertzale», así de claro se expresaba Folguera.
La mano derecha de la presidenta es un guardia procesado por tráfico de armas
¿Pero qué es lo que ponen en duda estas fuentes? Para empezar, las asambleas en las que Pedraza fue elegida presidenta habrían sido «alteradas», según al menos seis personas con acceso a esa información consultadas por este diario y que han tenido una relación muy estrecha con los actuales gestores de la AVT.
Siguiendo la consignas de Pedraza, sus víctimas más cercanas se encargaban de hacerse con la representación de muchos asociados y acudieron con documentos de delegación de voto. Hasta ese punto, lógico.
Pero, además, en la sede se preparaban ex profeso delegaciones de voto de miembros que nunca acuden a asambleas; deancianos de los que hace tiempo que no se sabe nada, y deasociados de los que se conoce que no tienen ya ningún vínculo con la AVT. Es decir: de personas que es muy improbable o casi imposible que lleguen a enterarse que su identidad ha sido utilizada a sus espaldas para votar a favor de Pedraza.
Se habrían alterado tantas delegaciones de voto como se consideró necesario para obtener una cifra que permitiese garantizar un resultado óptimo en las asambleas.
Folguera copió la base de datos de la AVT a otra entidad y cobró subvenciones
Son más de 4.000 los socios de la AVT con derecho a voto y poco más de 700 lo ejercen (al parecer, muchos sin saberlo). La presencia física apenas llega a un centenar. De esta forma, según las fuentes consultadas, desde la sede central de la AVT ya salían teledirigidos un importante número de votos.
Pero no es la única de las puertas falsas que estas fuentes aseguran que están abiertas en la trastienda de la mayor agrupación de afectados. Porque Folguera, con el beneplácito de la presidenta, puso en marcha una entidad afín a la AVT: la Asociación Plataforma de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo.
Pero para tener acceso a subvenciones de dinero público, Folguera necesitaba nombres de víctimas que se asociasen. Y con la aprobación de Pedraza, tiró de la base de datos de la AVT. Quería más de 200 afectados directos, heridos y allegados para alcanzar sus objetivos. Hubo un puñado de víctimas reales -15- que aceptaron, pero no era ni remotamente suficiente. Algunos trabajadores se negaron a utilizar las bases de datos confidenciales. Porque Folguera, asegurando seguir siempre indicaciones de Pedraza, quería volcar el listado de asociados de la AVT en su plataforma.