Y se atreve a decir tales cosas sin que eso suponga un cese fulminante. Afirma que los datos estadísticos de defunciones se pueden deber a un accidente, infartos, etc, cuando no ha habido ni tráfico por las carreteras, ni vuelos. Ante la incapacidad de admitir errores y asumir responsabilidades, se inventan una realidad paralela y tratan de convencernos de que esa realidad es la real.