El departamento que dirige Margrethe Vestager promete tomarse el tiempo que sea necesario para analizar la integración prevista en suelo español. Al contrario de lo que hasta el momento presuponían los analistas, el visto bueno a la operación no se realizará de manera casi inmediata en la denominada Fase I, sino que deberá superar los trámites, plazos y requisitos propios de la Fase II.
Eso significa que la adquisición no se podrá formalizar en el calendario inicialmente estimado (primer trimestre de 2015), sino que se demorará durante tres meses, hasta el segundo trimestre del próximo año, siempre que en ese tiempo no se produzcan nuevos retrasos.