Yo, si me permitís, veo estas elecciones desde un punto de vista "sistémico" y no ideológico.
Evidentemente, todos somos personas políticas. Quizás la mentira más snob que he leído y escuchado últimamente es "no, yo soy apolítico". Tú eres tonto o no sabes lo que eres. Eso no existe: todos tenemos opinión con respecto a la gestión de la sociedad en donde vivimos. Otra cosa es que seamos más o menos susceptibles, o que sólo nos pronunciemos en momentos extremos.
Dicho lo cual, creo que lo más interesante es la visión del sistema democrático. El poder corrompe, eso lo sabemos todos, y es por ello que cala el mensaje -totalmente válido y cierto- de que te van "a robar" tus impuestos, como alguien decía aquí arriba. Lo que se trata es que, ya que el poder corrompe al que lo tiene, al propio sistema para su supervivencia le beneficia que sean partidos diferentes los que tengan la batuta en cada momento: primero porque se establece una competencia y un control mutuo entre ellos, y segundo porque no se establecerán redes clientelares permanentes (por poner un ejemplo ya en términos reales: la Galicia del PP, la Andalucía del PSOE) que les mantengan en el poder permanentemente.
Por ello creo que ésto, sin entrar en términos ideológicos, es bueno para la sociedad. Hay más color, más opciones de voto y, por tanto, más sectores representados en el Parlamento; más control entre los partidos (se supone que, como en las leyes del mercado, para que nadie se quede solo con el pastel).
En definitiva, que la madurez de nuestro sistema se evidenciará cuando seamos capaces de ver el color de un parlamento como algo positivo y no como algo negativo (publican hoy muchos periódicos: el parlamento será ingobernable, adiós a gobiernos estables, etc...). No olvidemos que no estamos en regímenes presidenciales (en España), ni segundas vueltas, aquí el gobierno sale del parlamento: lo que hay que conseguir es que si no se llega a la mayoría absoluta (mala en sí, no ideológicamente, pero sí para el sistema, por lo ya comentado de la corrupción inescrutable del poder) los partidos tienen que sentarse, consensuar programas para una legislatura y gobernar cuatro años para que, cuando vuelva a tocar votar, votemos a otros para que accedan al gobierno y nadie teja las redes del poder y se perpetúe.
Es el precio que tenemos que pagar para vivir en democracia. Es el mejor de los sistemas políticos (desde esta visión, todos malos=corruptos), y ese calificativo de mejor lo obtiene porque es el único por el cual se puede quitar del poder al que lo tiene por medios legales. Ejerzámoslo para que el precio que pagamos por vivir civilizadamente no sea tan alto: la alternativa a la democracia es SIEMPRE cara.
Vaya ladrillo. Lo siento.,
Saludos