JP Morgan irrumpe como accionista de referencia de Repsol tras la venta de Pemex.
El banco estadounidense
JP Morgan se ha convertido en el nuevo aliado de Antonio Brufau, presidente de Repsol. Al menos, eso puede deducirse del papel protagonista que ha adquirido para que la petrolera española haya podido dar carpetazo definitivo a
YPF, su otrora filial argentina, y a
Pemex, accionista histórico que en los últimos tiempos se había manifestado claramente en contra de la gestión del directivo español.
En la primera de estas operaciones, la entidad norteamericana actuó como
comprador aventajado de los bonos que entregó el Ejecutivo argentino como indemnización por la expropiación de YPF, una desinversión que, en varias tandas, terminó alcanzado los
4.997 millones de dólares (3.675 millones de euros al tipo de cambio del momento de las ventas en mayo). Si a esta cifra se suma la
venta de la participación residual que aún tenía en YPF, se alcanzan los 6.309 millones de dólares (4.640 millones de euros).
En la segunda, la marcha de Pemex,
JP Morgan acaba de confesar ante la CNMV que controla un 3,246% del capital de la petrolera, participación que terminó de construir cuando la mexicana vendió sus acciones, justo el día que Repsol pagó un dividendo extraordinario de un euro por acción, es decir, el pasado 6 de junio. Ese viernes, el banco estadounidense
alcanzó los 42,99 millones de acciones, frente a los 34,6 millones de títulos que tenía hasta entonces y que al representar menos del 3% del capital de la petrolera no tenía que hacer públicos.
Ahora que ha desvelado su posición, JP Morgan se ha descubierto como uno de los grandes beneficiados del dividendo extraordinario repartido por la petrolera y como un accionista de referencia, por detrás de La Caixa (12,9%), Sacyr (9,5%) y Temasek (6,29%). No obstante,
todavía está por ver cuáles son sus planes de futuro con la petrolera, si ya ha completado el grueso de su trabajo, participando en las compras de bonos y acciones -cobro de diviendo millonario mediante-, o si aspira a continuar dentro del capital de Repsol como accionista estable.
Y es que, los grandes inversores institucionales han sido muy activos ultimamente en el capital de la petrolera, debido a todas la operaciones anteriormente citadas. Así, mientras
HSBC llegó a superar el 5% de Repsol hace pocas semanas por unos derivados que tenía contratados con Pemex, el gigante
Blackrock redujo su participación por debajo del 3% pocos días antes del reparto del dividendo extraordinario.