Creo que ésta es el caso más claro de que, cuando fallan los fundamentales, el técnico no tiene consistencia. En aguas turbulentas la predicción y el análisis se quedan supeditados a los datos de la economía real. Si la empresa presenta buenos resultados y tiene patrimonio, el precio se sostiene aún en las peores condiciones. Si la empresa tiene pérdidas y deudas, al menor soplido se va a hacer puñetas.