La falta de acuerdo entre Rusia y Ucrania en
los suministros de gas puede arrastrar a varios países de la UE. Se trata de
la tercera 'guerra del gas' entre ambos países en los últimos ocho años. El ministro de Exteriores ruso,
Serguei Lavrov, dijo ayer que sospecha que la intransigencia de los ucranianos, a los que les cumple este lunes el ultimátum para pagar el gas que deben, está cimentada por el apoyo que reciben de países europeos.
¿Qué enfrenta a Rusia y Ucrania en el asunto del gas?
Gazprom, principal empresa gasística rusa, avisó la semana pasada de que a partir de hoy exigirán que Ucrania abone su gas por adelantado si Kiev no paga su deuda de 1.403 millones de dólares en recibos atrasados. ¿No podría Moscú conceder más tiempo a las negociaciones?Ya lo ha hecho. Inicialmente Kiev debía reaccionar antes del 2 de junio pero los rusos decidieron dar más tiempo en vista de que las conversaciones seguían en marcha. El conflicto entre Kiev y Moscú no sólo se limita a los impagos, sino que además se extiende al precio por el suministro. Rusia exigía hasta ahora 358,6 euros por 1.000 metros cúbicos. En las negociaciones ofreció unos 284 euros, pero Ucrania no quiere pagar más de 197 euros. ¿Cuál es el argumento de Ucrania para exigir ese precio por el gas y no el que pone Rusia?Porque no hace tanto tiempo, a principios de este año, 198,3 euros era precisamente el precio que cobraba Rusia a Ucrania. La caída del presidente Victor Yanukovich, un buen aliado de los intereses de Rusia en Ucrania, trastocó el interés de Moscú en ofrecer un gas a precio bajo. Al encontrarse con que se hacía con el poder en Kiev un Gobierno que no se plegaba ante sus intereses sino que prefería alianzas con la UE, Rusia subió el precio del gas hasta prácticamente un 44%: hasta los 358,4 euros por cada mil metros cúbicos. ¿Se ha mostrado Rusia dispuesta a negociar?Ha hecho una oferta de rebajar el precio en 73 euros, lo que colocaría la tarifa cerca de la media de lo que cobra a otros países. Pero al tratarse de un "descuento", Kiev tiene la sensación de que puede ser cancelado en cualquier momento: por ejemplo, cuando haga frío o cuando el Gobierno ucraniano vuelva a enfadar a Moscú. Ucrania aspira a acordar unas tarifas fijas que puedan ser recorridas si varían unilateralmente. ¿Por qué puede afectar a la UE el conflicto del gas entre Ucrania y Rusia?Ucrania es la principal tierra de paso para el combustible suministrado a Europa occidental. Una suspensión del suministro podría afectar a varios países de la Unión Europea, ya que Ucrania se niega a separar el gas destinado al extranjero del que emplea para su suministro, una manera de internacionalizar el conflicto que tiene con Rusia. Como en los últimos tiempos ha ido dejando vencer los plazos impuestos para pagar, Rusia no ha tenido más remedio que mover ficha. ¿Puede afectar a España esta guerra del gas?Sólo indirectamente, pues en España se consume gas que viene de Argelia. Hay seis países miembros que dependen sólo del gas ruso: Finlandia, Eslovaquia, Bulgaria, Estonia, Letonia y Lituania. Alemania toma el 30% y Austria el 60%. Pero su vulnerabilidad depende también de las alternativas e interconexiones de cada uno. El problema del mercado del gas es que pocas veces ha habido un interés sincero por tener un mercado bien interconectado porque no interesa a la hora de fijar los precios. Pero al mismo tiempo el gas a día de hoy sigue siendo un producto muy sensible a guerras, crisis diplomáticas y cambios de régimen, por lo que la UE sabe que tiene que ampliar su abanico de alternativas. ¿Y tiene Ucrania alternativas al gas ruso?Pocas. Puede recibir gas desde la UE y se ha hecho algún movimiento en ese sentido. En abril se acordó con la vecina Eslovaquia, que revertiría el flujo por sus tuberías para aportar gas a los ucranianos y así disminuir la dependencia energética que tiene Kiev de Moscú. Pero el gas que pueden aportar los eslovacos es gas ruso al fin y al cabo. Eslovaquia es uno de esos países que dependen del gas ruso pero no del conflicto ucraniano, pues el suministro les llega por gasoductos que no transcurren por el agitado país centroeuropeo. El Gobierno de Bratislava no quiere enfadar a Gazprom y la cantidad que se ha ofrecido a suministrar es diminuta respecto a lo que Ucrania necesita y llegaría después del invierno.