Es el precio que tenemos que pagar para vivir en democracia. Es el mejor de los sistemas políticos (desde esta visión, todos malos=corruptos), y ese calificativo de mejor lo obtiene porque es el único por el cual se puede quitar del poder al que lo tiene por medios legales. Ejerzámoslo para que el precio que pagamos por vivir civilizadamente no sea tan alto: la alternativa a la democracia es SIEMPRE cara.
Vaya ladrillo. Lo siento.,
Saludos
Wambe, con todos los respetos, hablas de la democracia con el mismo tono apocalíptico con el que nuestras abuelas aludirían a la Iglesia Católica, como si el mundo no fuese digno de ser vivido sin una cosa o la otra.
De entrada, la humanidad ha sobrevivido en su inmensa mayor parte sin lo que llamamos democracia, que en verdad es partitocracia. Si por democracia entendemos "gobierno del pueblo", no hay ni ha habido régimen político en la historia que no se haya sentido legítimamente representante del sentir popular. Y perdona que te lo diga, pero pensar que por poner una cajita cada cuatro años, los gobiernos parlamentarios representan más el sentir popular que cualquier otro, es tener la misma fe ciega que profesaban nuestras bisabuelas con el rosario en la mano. Pregunta por ahí a ver cuantos conciudadanos son capaces de nombrar a un diputado de su circunscripción -no digamos ya si le preguntas por uno autonómico. Si les inquieres cuándo se han dirigido al diputado o senador que les representa para exponerle sus problemas, te mirarán como si estuvieras bebido, pues éstos son tan inaccesibles como lo pudiera haber sido el Faraón Ramses II en su día.
Y la frasecita de que la democracia es el menos malo de todos los sistemas ya no la trago. Nosotros pertenecemos a una generación que hemos crecido imbuida en los llamados "valores democráticos", pero a la generación que viene detrás nuestra, las "conquistas democráticas" le suenan tan lejanas como el misterio de la Santísima Trinidad. Lo que tú llamas democracia tiene los lustros contados. No sé lo qué vendrá después, y puede que detengan a uno por ser rubio o aficionado del atletí, al igual que antaño por ser homosexual o comunista, pero a lo mejor uno puede tener una planta baja sin que le entren a robar cada dos por tres y sin que a las autoridades políticas, policiales y judiciales se las traiga al pairo.